Crónica del albergue

La semana pasada, fuimos a un albergue de Polientes. Estuvimos allí durante cinco días. El centro se llamaba “C.E.A” (Centro de Educación Ambiental). Como su propio nombre indica, la mayoría de las actividades, tenían que ver con la fauna y la flora del lugar. El albergue tenía una finca que era interesante porque podían pasar animales perfectamente.

Allí convivimos con otros dos colegios; “Pedro Velarde” y “Manuel Llano”. En total éramos tres colegios (noventa y tres niños) El primer día fue difícil congeniar con ellos, pero como en los grupos de trabajo estábamos mezclados acabamos siendo como una piña. Es más, los monitores no sabían de qué colegio éramos cada uno.

No solo éramos niños, también había un montón de monitores para todas las actividades. Y profesores de otros colegios que eran muy amables y simpáticos.

Cada día, por la mañana, nos levantábamos con música (Agradable, pero algo vieja). También por las mañanas, por grupos, (Hayas, Chopos, Acebos y Robles) hacíamos rutas educativas sobre la fauna y la flora del sitio. Eran interesantes pero algo cansadas, sobre todo por el calor y algún que otro pincho. Siempre llegamos algo tarde y cuando llegábamos teníamos un hambre voraz. Hicimos estas rutas: Tobazo, Ruijas, Río Ebro y el Monte Hijedo.

Por las tardes, teníamos tiempo libre y talleres fue divertido. En el tiempo libre algunos días jugábamos unos campeonatos que Charlie, un  monitor organizaba. Había campeonatos de: Ping Pong, Fútbol 3x3, Fútbolin y Ajedrez.

Los talleres, consisten, en aprender más sobre las cosas útiles e interesantes que nos pueden pasar en la naturaleza, y no solo ahi, sino también en tu casa o en un simple supermercado. Tan simple como saber reciclar, en como elegir tu propia comida o en hacerla lo más sana posible. En uno de los talleres, Nacho, dijo que, de la regla de las tres “R”, la más importante era “Reducir Consumo”.

Después de los talleres llegaba la hora de la cena, a casi todos nos gustaba porque para cenar solían poner cosas bastante ricas y los postres no eran frutas.

Cuando acabamos tocaba el juego de la noche, a todos nos gustaban los juegos que hacía Charlie eran muy divertidos porque lo teníamos que hacer en equipos, en nuestro caso en los chopos y al hacerlo en equipos compartias más ideas divertidas.

A lo largo de la semana jugamos a estos juegos: Adivina la canción, Personajes y a Las Estatuas.

Después de los juegos íbamos a al cine, era fantástico porque teníamos un cine para nosotros solos y además las pelis no estaban nada mal.

Lo que más nos gusto fue la fiesta, había música chula, un gran espacio para bailar..., lo único malo era que después no hubo cine.

En la fiesta lo pasamos genial, por equipos subíamos al escenario y bailábamos. A nosotros (Los Chopos) nos tocó Danza Kuduro.

¡Fue extraordinario!